Derramado como una carga de papa, jajajaaaa
Allá por los años 90 y algo más, hubo una evaluación de fin
de semestre en la sección de Cocaraya, resulta que después de un día entero
agotador de evaluación de todos los estudiantes, don Nico (profesor) que vivía
por Quillacollo, decidió solicitar a Álvaro (educador) que le acercara en su
moto hasta ahí, ya que Álvaro vivía por esa ruta, quien sin ningún problema
accedió a dicha petición.
Álvaro tenía la fama de ser un gran corredor, en auto o moto
le apasionaba la velocidad, cuenta don Nico que al pasar el cruce de Sipe sipe
Álvaro disminuyó la velocidad para dejar pasar un auto para luego arrancar con
mucha potencia, el arranque fue tan violento que dejó “derramado” a don Nico en
plena carretera, cuenta que solo pudo ver a Álvaro alejarse en cuestión de
segundos cientos de metros, pasado un par de minutos (suficientes para para ir cerca
de dos kilómetros) vio volver a Álvaro que, quien al llegar comentó que no se
había dado cuenta de haber perdido a don Nico en el camino. Gracias a Dios como
muchas cosas del Juancho no pasó nada grave.
Esta anécdota, no es la única de derramados como carga de
papas, resulta que cuando íbamos a trabajar a Cocaraya, al retorno, más de una
vez nos tocó vivir saltos al estilo de los paracaidistas, los compañeros que
estaba cerca a la puerta del camión (parte trasera) iban cayendo como
paracaidistas uno tras de otro, ya que con los baches y barquinazos, la puerta
(en mal estado) tendía a abrirse en forma imprevista, derramando la preciada
carga. Gracias a Dios nunca tuvimos que lamentar daños o heridas graves.
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