viernes, 14 de febrero de 2014

Repensando la educación sin tener como base el aprendizaje


Considero que la reflexión – puesta en práctica de la planificación y ejecución de la educación posee como punto de partida el “saber” y el saber es un elemento reductor de la persona, sin importar que éste se subdivida en saber, hacer y ser, e incluso ahora el decidir, termina siendo una actividad cognitiva.
Instintos, intuiciones, una carga histórico – cultural, saberes, una cuerpo físico y físicamente se encuentra interrelacionado con el cosmos, sin limitarse a una visión holística de partes en un todo, sino por el contrario visto desde la visión de la física quántica. Además es un ser que en una gran mayoría acepta la totalidad y no así la defragmentación (visiones simplistas y complejas) porque acepta la existencia de un Dios y Dios es un todo, no porque la ciencia no quiera ni pueda explicar este ente o invento se deba negar su existencia, el que no se pueda negar categóricamente esta totalidad es un fracaso de la ciencia y por ende de las visiones teóricas como la misma teoría de la complejidad.
La complejidad es vista en relación con la evolución o el cambio de los sistemas vivos. Es vista como la capacidad del sistema para auto organizarse de manera emergente, en su relación con el entorno. Es decir, la complejidad es vista como la emergencia de nuevos órdenes en un entorno que tiende al desorden.
Pero orden, desorden solo son premisas de ejercicios de poder impuestos y establecidos, si quisiera verse la vida de esa manera es mejor abrazar la entropía, el pasar de un orden establecido a un constante y mayor desorden. Pero no es tampoco lo que se quiere establecer.
Habiendo establecido nuestra primera premisa, ahora nos corresponde establecer lo que es evaluación:
No es la intención de elaborar definiciones propias o ajenas sobre lo que es evaluación, pero se hace necesario que uno debiera realizar la siguiente pregunta. Qué pasaría en el proceso educativo si es que no se evaluara?
Considero que la propia dinámica (dialéctica) de los procesos educativos – sociales harían que se establezcan los ajustes necesarios para poder tener continuidad.
La evaluación responde a procesos planificados, evaluar procesos no planificados es posible, pero termina siendo una actividad coercitiva.
La evaluación no es la única estrategia de ajuste en procesos educativos.
Se puede argumentar tanto a favor como en contra sobre la No aplicación de procesos evaluativos, pero cada una de las respuestas terminaran en un hecho simple, ejercicio de poder, la evaluación es un ejercicio de poder por ende ejerce poder quien tiene control sobre los resultados de la evaluación dentro de un proceso educativo.



Para poder llegar a conclusiones, se hace necesario ir puntualizando los siguientes aspectos:
  • ·         El ser humano no solo es complejo, es también entrópico, integral y multidimensional.
  • ·   Los procesos educativos no son sinónimos de saberes ni deben reducirse solo a saberes – no olvidemos el mito del tónico de serpiente que cura todos los males. En educación nos hemos limitado a reflexionar todo en torno al saber que termina reduciéndose a un proceso cognitivo mental. El ser humano es también instintos, intuición…
  • ·         Todo proceso social por ende la educación es una relación de poderes y como tal debe ser tratada en el aula (si la opción es mantener la “escuela” fuera de la sociedad.


Por lo tanto, todo proceso educativo debería contemplar las siguientes pautas:
  • ·         Establecer a quién favorece el proceso educativo, quién tiene el poder.
  • ·         El proceso educativo debería permitir al estudiante asimilar las virtudes del que ejerce el poder si está de acuerdo con éste.
  • ·    El proceso educativo debe permitir que los estudiantes posean la posibilidad de disentir con aquel que ejerce el poder, sin ser excluido y ser parte de otra propuesta.
  • ·   El proceso educativo debiera contar con espacios planificados así también con espacios no planificados que permita desarrollar o autoafirmar dimensiones que no son abordadas en la dimensión cognitiva, por ejemplo la meditación.
  • ·    Todo proceso evaluativo debiera apuntar a ser proceso autoafirmantes más que ser valorativos
  • ·      El fin del proceso educativo sería el otorgar un espacio intencionado para desarrollar – trabajar aspectos como la intuición, el amor y otros aspectos que hacen parte integral del ser humano a través de distintas estrategias como la meditación, contemplación, oración y otros. A nivel cognitivo (saberes) promover en constante dialéctica el asumir una postura (praxis) sobre los derroteros del ejercicio del poder
Macedonio Aranibar Naval
Cbba enero 2014